Después de irte.
Estamos lejos ya, has querido irte porque tuviste miedo a enfrentar el
avance que nuestro amor tornaba, tuviste miedo de enfrentar la cantidad de amor
que me habías hecho sentir por ti. Fuiste temeroso, pero si te vas no vuelvas
ya.
Te fuiste y casi logro entenderlo, casi logro justificar tu miedo, pero
debes de tener clara una cosa, si te vas, no te sientas con derecho a regresar
en cuanto se te ocurra, no tienes ese beneficio y es que a decir verdad nadie
lo tiene. Quien se va se vuelve recuerdo, no una opción.
Ha sido difícil soportar el dolor de tu despedida, me ha costado mucho
trabajo superar las noches solitarias que te recuerdo, otras veces me convenzo
que todo pasará y la verdad es que ya no lo sé, sólo sé que no siento ya.
Me he enterado que te encuentras deseoso de saber algo de mí, que andas
por ahí preguntando por mí, que si aún puedo sonreír al ver el atardecer, que
si ya tengo un nuevo amor que le dé un brillo a mi mirar y que sí todavía me
interesa saber qué es lo que ha sido de ti.
No preguntes por mí, acepta que te has ido y que parte del doloroso costo
de alejarse, es nunca volver a saber de esa persona de la que te fuiste. No voy
por mi vida solitaria preguntando si aún me extrañas, si alguien te ha visto
llorar después de irte.
Me duele, eso es cierto, pero mi vida no se detiene ahí, me preparé para
no quedarme esperando que alguien más sepa cómo hacerme feliz, sola a lo largo
del tiempo me tuve que ir enseñando poco a poco.
Lo único que me pregunto es, cuando volverás a ser feliz sin necesidad de
otra persona.
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