Adicto...
Envíciame de ti, vuélveme
adicto de ti, de toda tú, de la silueta de tu sombra de luna en el planeta en
que me encuentro por tu luz invicto.
Sé mi cuota de Dios,
hazme convicto de idolatrarte como a Dios, poeta del mal, de sólo el mal,
interdicto que no tendrá jamás distinta meta.
Que besarte los pies,
que rasguñarte los miedos de la aurora de besarte toda la ausencia como estoy
ahora.
Pidiéndole motivos a
la tierra, por donde voy y vas en esta guerra, de olvidarnos temprano, mi
señora.
SONETOS DE AMOR Y DOLOR
Mario Ochoa
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